En 1996, naci¨® la dinast¨ªa de los Yankees
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Los anillos de campeones se fueron haciendo cada vez m¨¢s vistosos a medida que los Yankees se convert¨ªan en el ¡°equipo de la d¨¦cada¡±, pero para aquellos que tuvieron la suerte de obtener m¨¢s de uno de esos tesoros con diamantes incrustados, 1996 mantiene un sitial especial como una de las temporadas m¨¢s memorables en la historia de la franquicia.
Fue el nacimiento de una dinast¨ªa, el 23er t¨ªtulo de Serie Mundial de la franquicia, todo sellado con una victoria en el Juego 6 ante los Bravos cuando el tercera base Charlie Hayes atrap¨® un elevado en territorio foul del Yankee Stadium original. D¨¦cadas despu¨¦s, los recuerdos del 96 siguen vivas para los miembros de aquel roster.
¡°Fue el primero. Nunca olvidas el primero¡±, dijo Derek Jeter, que fue torpedero novato de los Bombarderos aquel a?o. ¡°Fue el comienzo. Los Yankees no hab¨ªan ganado en mucho tiempo. Me acuerdo de la emoci¨®n que se sent¨ªa en el estadio y en la ciudad. ¡®El Jefe¡¯ dijo que si gan¨¢bamos, iba a mantener junto al equipo y seguimos ganando¡±.
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Por supuesto, ¡°El Jefe¡± era el propietario principal del club, George M. Steinbrenner, quien todav¨ªa llevaba el mando en aquella ¨¦poca con un pu?o de hierro. Tratando de poner fin a una sequ¨ªa de 18 a?os sin coronarse, Steinbrenner despidi¨® a Buck Showalter en octubre de 1995 y le entreg¨® el mando a Joe Torre, quien todav¨ªa no hab¨ªa logrado nada parecido a lo que terminar¨ªa convirti¨¦ndose en un curr¨ªculum que lo llevar¨ªa al Sal¨®n de la Fama.
Torre era un veterano hombre de b¨¦isbol que nunca hab¨ªa jugado o dirigido en una Serie Mundial, con un r¨¦cord como dirigente de 109 juegos por debajo de .500 en paradas previas con los Mets, Bravos y Cardenales. A pesar de ser nativo de Brooklyn, Nueva York, la contrataci¨®n de Torre en noviembre de 1995 sirvi¨® como excusa para que el New York Daily News proclamara en un gran titular que ¡°Clueless Joe¡± (Despistado Joe) no ten¨ªa idea de la situaci¨®n en la que se estaba colocando.
¡°Para m¨ª, este trabajo fue una especie de bono, porque ten¨ªa la oportunidad de ser parte de algo especial¡±, confes¨® Torre. ¡°En mi primera reuni¨®n con el equipo completo en los entrenamientos, les dije: ¡®No quiero ganar un campeonato; quiero ganar tres en fila¡¯¡±.
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Tras una desgarradora derrota ante los Marineros en la Serie Divisional de la Liga Americana en 1995, los Yankees de 1996 encontraron su identidad en una mezcla de veteranos probados y promisorios novatos. Aprovechando esa personalidad calmada con la que era capaz de proteger a sus jugadores de la fuerte prensa neoyorquina, Torre demostr¨® ser precisamente lo que necesitaba el equipo.
Mientras los Yankees estrenaban un nuevo complejo de entrenamientos en Tampa, Florida, el puertorrique?o Bernie Williams recuerda las palabras de Torre para los jugadores: ¡°Ustedes tienen dos reglas conmigo. Jugar duro y llegar a tiempo al estadio. Si hacen eso, yo tumbar¨ªa una pared por ustedes¡¯. Lo hizo, y nos dio la confianza de saber que si hac¨ªamos esas cosas, ¨ªbamos a estar bien¡±.
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El juego sin hit ni carrera de Dwight Gooden el 14 de mayo fue el punto m¨¢s destacado del giro que dio el equipo tras un baj¨®n a principios de temporada. El dominicano Mariano Duncan fue el responsable de acu?ar lo que se terminar¨ªa convirtiendo en el mantra del equipo, una frase que pronto aparecer¨ªa en franelas que usaban los jugadores en el clubhouse. "We play today, we win today, dat¡¯s it¡±. (¡°Jugamos hoy, ganamos hoy, eso es todo¡±¡ con una forma peculiar de deletrear ¡°that¡±). Siguieron ese consejo muchas veces, terminando la campa?a con r¨¦cord de 92-70 antes de despachar a los Rangers y los Orioles (con la ayuda de Jeffrey Maier, un ni?o de 12 a?os) en la postemporada.
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¡°Pienso que la gente ya pod¨ªa ver hacia d¨®nde iban las cosas con este grupo¡±, dijo el lanzador Andy Pettitte. ¡°La organizaci¨®n siempre hizo un trabajo grandioso teniendo una buena mezcla de jugadores. Incluso si eran superestrellas en otros equipos, siento que Joe Torre hizo un trabajo maravilloso haciendo que todos encaj¨¢ramos bien¡±.
H¨¢biles movimientos de la directiva reforzaron la escuadra, trayendo a competidores probados como Darryl Strawberry, Graeme Lloyd, el venezolano Luis Sojo y Hayes, quien dice que no ha pasado un d¨ªa sin que le recuerdan de aquel elevadito de foul bateado por Mark Lemke de los Bravos que atrap¨® el 25 de octubre de 1996.
¡°Fue el d¨ªa m¨¢s grande de mi vida y ni siquiera me di cuenta¡±, confes¨® Hayes. ¡°Lo primero que me pas¨® por la mente fue que yo hab¨ªa asistido a una escuela en la que se graduaron apenas 121 personas. Eso no deber¨ªa pasar. Y ahora, era parte de la historia de los Yankees. Esa atrapada no ser¨¢ olvidada. Y eso es grandioso¡±.
Quiz¨¢s los movimientos m¨¢s cruciales fueron aquellos que no se hicieron. Preocupado por los problemas defensivos de Jeter durante los entrenamientos, Steinbrenner sugiri¨® cambiar al paname?o Mariano Rivera por el infielder dominicano F¨¦lix Ferm¨ªn. La dinast¨ªa estuvo a punto de verse truncada antes de nacer: Rivera habr¨ªa terminado en Seattle y Jeter en Triple-A. Despu¨¦s de una caldeada conversaci¨®n, el s¨²per scout Gene Michael convenci¨® a Steibrenner, quien sin embargo le hizo una advertencia: ¡°M¨¢s te vale que tengas raz¨®n¡±. Rivera fue el preparador del John Wetteland, el JMV de la Serie Mundial, y Jeter fue nombrado Novato del A?o de la Americana.
¡°?sa fue una decisi¨®n bien valiente del ¡®Jefe¡¯¡±, dijo Rivera. ¡°Bernie ya estaba en las Grandes Ligas; ¨¦l estaba unos a?os por delante de nosotros. Y tener a cuatro muchachos en el equipo fue una decisi¨®n arriesgada. Est¨¢bamos ansiosos y quer¨ªamos hacer algo. porque sab¨ªamos que pertenec¨ªamos a las Grandes Ligas¡±.
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Mientras que Steinbrenner tuvo que esperar mucho para satisfacer su sed de t¨ªtulos que remontaba a 1978, fue el primer bocado de victoria para muchos miembros de la gerencia, incluyendo a Brian Cashman, quien se hab¨ªa unido a la organizaci¨®n como pasante en 1986. Y esa noche del foul que atrap¨® Hayes, Cashman se desempe?aba como gerente general asistente bajo el mando del GG Bob Watson.
¡°Recuerdo b¨¢sicamente a toda la ciudad en euforia total¡±, dijo Cashman. ¡°Despu¨¦s del juego, nos fuimos a una fiesta en el Upper East Side (secci¨®n de Manhattan), si mal no recuerdo. La gente estaba montada en el techo de los carros. Fue una fiesta completa en las calles de Manhattan¡±.
Sin embargo, si los Yankees pensaron que un campeonato les iba a dar licencia para descansar, Steinbrenner corrigi¨® eso r¨¢pidamente. Cashman recuerda haber visto al ¡®Jefe¡¯ en la ma?ana del d¨ªa del desfile, furioso mientras pasaba cerca de varios empleados y jugadores del equipo.
¡°Recuerdo que ¨¦l estaba gritando, ¡®?Bajen a sus esposas del techo!¡±, cont¨® Cashman. ¡°Quer¨ªa que las esposas estuviesen paradas en la parte de debajo de las carrozas y los jugadores arriba, no las mujeres. Andaba enfurecido. Me dije a m¨ª mismo, ¡®Acaba de ganar la Serie Mundial, pero es un perfeccionista. Si no puedes estar contento ahora, no s¨¦ si podremos hacerlo feliz alguna vez¡±.
Las esposas eventualmente ganaron la pulsada. Y estuvo bien que as¨ª fuese: Vendr¨ªan m¨¢s desfiles. Ese paseo fue s¨®lo el comienzo.
¡°Lo del 96 nos prepar¨® a todos, porque despu¨¦s de eso esper¨¢bamos llegar hasta all¨ª¡±, dijo el c¨¢tcher puertorrique?o Jorge Posada. ¡°Llegabas al Spring Training y lo primero que dec¨ªa Joe Torre era, ¡®Vamos a ir a la Serie Mundial¡¯. Desde que lleg¨®, ¨¦sa era la meta Nro. 1: Trabajar duro para llegar a la Serie Mundial¡±.