Vlad hizo 1ra prueba con zapatos distintos
Una versi¨®n de este art¨ªculo fue publicada en junio del 2020.
¡°Estaba en Dominicana para mi visita de costumbre¡±, el ex escucha de los Expos de Montreal, Fred Ferreira, le dijo a MLB.com. ¡°Hab¨ªa como 20 jugadores, quiz¨¢s 25. Y cuando llegamos a la entrada, aparece una motocicleta con un jugador en el asiento de atr¨¢s y el conductor me pregunta si podemos evaluar a otro m¨¢s. Le respond¨ª que s¨ª y le pregunt¨¦ cu¨¢l era su posici¨®n. Era un jardinero, y se llamaba Vladimir¡±.
***
Durante sus 16 temporadas en Grandes Ligas, Vladimir Guerrero fue una figura casi m¨ªtica.
El dominicano conect¨® 499 jonrones, fue reconocido como Jugador M¨¢s Valiosos y se rob¨® casi 200 bases. Sus tiros eran casi po¨¦ticos.
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Todo bateador quer¨ªa emularlo. A los lanzadores les daba miedo lanzarle demasiado cerca (y lejos tambi¨¦n). Al final, el oriundo de Nizao fue exaltado al Sal¨®n de la Fama.
Pero, ?fue Guerrero siempre as¨ª de famoso?
No, no lo fue, y su prueba con los Expos a sus 18 a?os en 1993 lo demuestra.
Guerrero hab¨ªa asistido a otros campamentos de Grandes Ligas antes de casualmente pasar por las instalaciones de los Expos para ver a Ferreria.
Guerrero ya hab¨ªa alcanzado su m¨¢xima estatura, pero su cuerpo todav¨ªa estaba en desarrollo. El guardabosque jugaba b¨¦isbol desde que ten¨ªa cinco a?os, aunque no siempre con pelotas de verdad. Guerrero y sus amigos usaban limones o limas envueltos en medias, bates hecho de matas de guayaba y cartones de leche como guantes. Guerrero ten¨ªa ¡°manos grandes¡±, algo que Ferreria destac¨® en su reporte.
¡°Por lo general, empez¨¢bamos por poner a nuestros jardineros a tirar a la tercera base y luego al plato y sus tiros fueron, bueno, excepcionales¡±, recuerda Ferreira. (Otros escuchas compararon el brazo de Guerrero con el del boricua Roberto Clemente). ¡°De inmediato, me abri¨® los ojos. Uno busca ver vida en la bola y ten¨ªa ese salto en el cuadro interior. No rebotaba hacia la tercera base. En pleno vuelo, muy bueno.
¡°Nuestro siguiente paso era la carrera de 60 yardas¡±, dijo Ferreira. ¡°Vladimir corri¨® ¨C fue uno de los primeros tres o cuatros ¨C y tuvo un tiempo de 6.6, que para m¨ª fue excepcional. ¡ Y ten¨ªa puestos dos zapatos diferentes¡±.
Ferreira le pregunt¨® a Guerrero si ten¨ªa otro par de zapatos parecidos en casa, lo cual le provoc¨® risa al quisqueyano.
¡°S¨ª, eran de dos colores distintos¡±, recuerda Ferreira. ¡°Enseguida me fij¨¦, pero no dije nada. Encima de un [zapato] ten¨ªa la mitad de una media. Quiz¨¢s veas algunos de 6.8 o 6.9 pero el corri¨® un 6.6 y eso fue suficiente".
Dos herramientas que no se pueden ense?ar: Tirar y correr. Vladimir brill¨® en ambos sentidos, provocando que todo el mundo se preguntara, ?Qui¨¦n es este muchacho?
Ahora, era momento de batear.
Ferreira puso a Guerrero como primer bate para poderlo ver siete u ocho veces antes de regresar a Miami.
¡°Est¨¢ bateando en la primera entrada, batea un rodado a las paradas cortas y est¨¢ corriendo por la l¨ªnea de la primera base cuando se le tensa un m¨²sculo¡±, recuerda Ferreira. ¡°Fui a donde estaba y sab¨ªa que probablemente ya no iba a poder seguir ese da¡±.
Pero Ferreira, conocido como el ¡°Tibur¨®n del Caribe¡± por sus firmas de jugadores latinoamericanos de lujo como los boricuas Jos¨¦ Vidro y Bernie Williams y el colombiano Orlando Cabrera, hab¨ªa visto todo lo que ten¨ªa que ver.
Ferreira le pregunt¨® al adolescente si quer¨ªa un contrato con los Expos de Montreal. Los ojos de Guerrero se iluminaron. Ferreira lo acompa?¨® a casa de su madre y all¨ª firmaron un contrato de US$10,000.
Guerrero de inmediato fue agregado al equipo de los Expos de la Liga de Verano Dominicana, y ah¨ª fue que Ferreira vio que el joven jardinero tambi¨¦n ten¨ªa potencial con el madero.
¡°Estaba ansioso por ver sus primeros juegos y ah¨ª demostr¨® ser ¨¦lite¡±, dice Ferreira. ¡°Mandaba la bola a todos lados. Consegu¨ªa un hit por donde fuera. Diez hits en tres juegos. Fue reconocido como el jugador del mes en seis meses consecutivos¡±.
Guerrero arras¨® en ligas menores y, pese a todo el talento en bruto que hab¨ªa demostrado, nadie sab¨ªa qui¨¦n era cuando sali¨® a batear como emergente por los Expos en 1996. Fue como si se hubiese bajado nuevamente, sin previo aviso, de una motocicleta.
Los locutores de los Bravos no sab¨ªan qu¨¦ estaba haciendo Guerrero en la caja de bateo. Se preguntaban, por en¨¦sima vez: ?Qui¨¦n es este muchacho?
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