El 15 de abril de 1947, Jackie Robinson salt¨® al terreno y trot¨® para cubrir la primera base por los Dodgers de Brooklyn. ?Qu¨¦ es lo que alguien dijo acerca de que un viaje de mil millas comienza con un primer paso?
En ese momento y lugar, el movimiento moderno de los derechos humanos naci¨® en los Estados Unidos, raz¨®n por la cual hoy celebramos el 73er aniversario de uno de los momentos m¨¢s emblem¨¢ticos del b¨¦isbol. Tambi¨¦n es la raz¨®n del porqu¨¦ el n¨²mero 42 de Robinson fue retirado para siempre en 1997 y del porqu¨¦ su historia de valent¨ªa y sacrificio es contada.
Jackie Robinson podr¨ªa no haber entendido que estaba por iniciar un movimiento que se extender¨ªa desde un autob¨²s en Montgomery, Alabama, pasando por una cafeter¨ªa en Greensboro, Carolina del Norte hasta un puente en Selma, Alabama. Todo lo que ¨¦l seguramente sab¨ªa era que ten¨ªa el derecho de su lado y que no pod¨ªa fracasar. De haberlo hecho ¨C y el fracaso en esta instancia podr¨ªa haber tenido una multitud de formas ¨C la lucha por la igualdad racial habr¨ªa sido m¨¢s dif¨ªcil.
"[Jackie] represent¨® el sue?o y el temor a la igualdad de oportunidades", escribieron Robert Lipsyte y Pete Levine en "Idols of the Game" (¡°?dolos del Juego¡±). "Cambiar¨ªa para siempre la naturaleza del b¨¦isbol y las posturas de los estadounidenses".
Ver a un hombre de raza negra jugar al b¨¦isbol junto a blancos oblig¨® a los norteamericanos a ver el mundo de una manera en la que nunca antes lo hab¨ªan visto. Con ese peque?o empuj¨®n, el cambio comenz¨®.
Un a?o despu¨¦s, el entonces presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, integr¨® las fuerzas armadas (1948), y luego se vino una avalancha: Brown vs. El Consejo Educativo prohibi¨® la segregaci¨®n de las escuelas p¨²blicas en 1954, y el presidente Lyndon B. Johnson firm¨® la Ley de Derechos Civiles en 1964.
Todo lo que sucedi¨® despu¨¦s de ese d¨ªa hace 73 a?os ¨C la integraci¨®n de instituciones educativas como la preparatoria Little Rock Central en 1957, la Universidad de Mississippi en 1962 y la Universidad de Alabama en 1963 ¨C puede atribu¨ªrsele a la chispa que encendieron Jackie Roosevelt Robinson y los Dodgers.
Claro, todos esos acontecimientos habr¨ªan sucedido incluso si Jackie no hubiese jugado un solo inning con los Dodgers, o si hubiese fracasado. Pero debido a que triunf¨® ¨C porque no s¨®lo fue un buen jugador, sino tambi¨¦n un buen compa?ero y un l¨ªder, porque se gan¨® el respeto de virtualmente todos sus compa?eros, incluyendo el de aquellos que se opon¨ªan obstinadamente a que blancos y negros pudieran coexistir ¨C otras barreras no luc¨ªan tan insuperables.
Lo mejor de todo es que Jackie Robinson luce m¨¢s vivo que nunca. Asignado virtualmente alguna vez al cesto de basura de la historia como una figura casi olvidada en un video en blanco y negro y de muy mala calidad, Major League Baseball se ha asegurado de que cada jugador, propietario y fan¨¢tico entienda por qu¨¦ el n¨²mero 42 est¨¢ en exhibici¨®n en cada estadio.
En la ¨²ltima d¨¦cada, la imagen de Robinson ha sido sometida al efecto Ken Burns -una t¨¦cnica de edici¨®n de v¨ªdeo habitual consistente al hacer zoom y mover una imagen originalmente fija- en un maravilloso documental en la red de televisi¨®n p¨²blica de los Estados Unidos, PBS, y su historia fue llevada a Hollywood con el filme "42", protagonizado por Chadwick Boseman.
Robinson es de pronto m¨¢s que una idea o un ideal. Fue un ser humano que fue objeto de una crueldad casi incomprensible. Tuvo que soportar la humillaci¨®n y la oposici¨®n de compa?eros, rivales, fan¨¢ticos e incluso de umpires. Lo ve¨ªan como un ser inferior que no ten¨ªa derecho de estar ah¨ª. Los insultos llov¨ªan desde las tribunas y desde los dugouts. Todo por su color de piel.
Mientras que sus compa?eros blancos se hospedaban en los mejores hoteles en la ruta, Robinson pasaba la noche en lugares sucios y apestosos, lugares tan inhabitables que el jugador recurr¨ªa a humedecer las s¨¢banas para tratar de mitigar el intenso calor que hac¨ªa por las noches.
El ejecutivo de los Dodgers, Branch Rickey, le suplic¨® a Robinson que no respondiese a ning¨²n insulto en su contra. Si lo hac¨ªa, ser¨ªa juzgado y castigado severamente.
?sa fue la mayor petici¨®n para un jugador tan competitivo como Jackie Robinson, un pelotero que jugaba al b¨¦isbol con tes¨®n y gran velocidad. O como un compa?ero blanco alguna vez le dijo, "Jackie, no todos te odian porque eres negro. Algunos te odian por la manera en que juegas".
El autor del libro "Boys of Summer" (¡°Chicos de Verano¡±), Roger Kahn, escribi¨®: "Robinson pod¨ªa batear, tocar la bola, robarse una base y correr. Ten¨ªa habilidades que intimidaban al equipo contrario, y corr¨ªa como una liebre. Se destacaba por su gran deseo de ganar. Soport¨® la carga de un pionero y el peso lo hizo m¨¢s fuerte".
Tras su retiro como jugador en 1956, Robinson utiliz¨® su plataforma para impulsar un cambio, especialmente presionando al b¨¦isbol para que les diera la oportunidad a hombres de raza negra de dirigir a un equipo de Grandes Ligas.
De eso precisamente habl¨® en su ¨²ltima presentaci¨®n en p¨²blico, justo antes de su muerte en 1972. Cuando Frank Robinson fue contratado para dirigir a los Indios en 1975, ¨¦l habl¨® de Jackie.
"Le agradezco al Se?or que Jackie Robinson fuera el hombre en esa posici¨®n", expres¨® Robinson. "El ¨²nico deseo que podr¨ªa pedir es que Jackie Robinson pudiera estar aqu¨ª hoy para presenciar este acontecimiento".
Cuando los Dodgers develaron una estatua de Jackie Robinson en el 2017 ¨C la primera de cualquier clase en el Dodger Stadium ¨C su dise?o fue tomado de la vez que Robinson se rob¨® el plato contra los Yankees en la Serie Mundial de 1955.
"Creo que [el robo de home] captura el significado de Jackie Robinson en la historia norteamericana", destac¨® el escultor Branly Cadet durante la ceremonia de develaci¨®n de la estatua. "Se necesita valent¨ªa, enfoque y el momento justo para robarse el plato. De igual manera, se necesitaba de dichas cualidades para que alguien rompiese la barrera del color. El d¨ªa en que se par¨® en aquel terreno de juego fue un d¨ªa importante, no s¨®lo para el b¨¦isbol, sino para la historia norteamericana. Quer¨ªamos honrar justo eso".
Capturar la jugada a tiempo fue visto como algo bien apropiado por la familia de Robinson, porque reflej¨® su actitud.
"Eso es lo que ¨¦l le aport¨® al b¨¦isbol de Grandes Ligas", exclam¨® su hija Sharon.
Alrededor de la base de concreto que soporta la estatua de bronce aparecen algunas de las frases m¨¢s memorables de Robinson, incluyendo una de las favoritas de Rachel Robinson, la viuda de Jackie:
"Una vida no es importante, salvo en el impacto que tiene en otras vidas".