Sanguill¨¦n busc¨® a Clemente en pleno mar
En ocasi¨®n del 51 aniversario del tr¨¢gico fallecimiento de Roberto Clemente, presentamos este art¨ªculo publicado anteriormente en LasMayores.com.
El 4 de enero de 1973, la Parroquia San Fernando de la Carolina en Puerto Rico se llen¨® de dolientes que asist¨ªan al funeral de Roberto Clemente. Cuatro d¨ªas antes, el guardabosque estelar de los Piratas de Pittsburgh hab¨ªa fallecido a sus 38 a?os en un accidente a¨¦reo, cortando de ra¨ªz las celebraciones de A?o Nuevo en la isla. Clemente hab¨ªa perdido la vida en un intento por llevarles v¨ªveres a los damnificados de un terremoto en Nicaragua, un destino que sellar¨ªa su legado como una gran figura humanitaria.
Tras el accidente, un grupo de jugadores y ejecutivos de los Piratas, entre ellos el lanzador Steve Blass y el gerente general Joe Brown, viajaron a Puerto Rico para brindarle apoyo a la familia de Clemente, entre la cual se encontraba su viuda, Vera, y los tres hijos peque?os de la pareja.
En la misa en honor a Clemente, una persona brill¨® por su ausencia.
El receptor de Pittsburgh, el paname?o Manny Sanguill¨¦n, llevaba varias semanas en Puerto Rico jugando b¨¦isbol invernal con los Senadores de San Juan, equipo que un momento hab¨ªa dirigido Clemente, su gran amigo y mentor. Cuando un terremoto azot¨® a la capital nicarag¨¹ense de Managua el 23 de diciembre de 1972, Sanguill¨¦n ayud¨® a Clemente a recaudar dinero para los damnificados.
El 31 de diciembre, Sanguill¨¦n ten¨ªa juego en el Estadio Hiram Bithorn de San Juan. Hab¨ªa hecho planes para ver ese d¨ªa a Clemente, antes de que el segundo se fuera a llevar la ayuda a Nicaragua, pero no llegaron a encontrarse.
Sanguill¨¦n, quien en aquel entonces ten¨ªa 28 a?os, fue una despedida de a?o esa noche. Recuerda haber llegado tarde. Afortunadamente, un amigo le hab¨ªa dado un consejo sobre qu¨¦ hacer en semejante situaci¨®n.
¡°Clemente me dijo una vez, ¡®Sangy, acu¨¦rdate, cuando t¨² llegues a una reuni¨®n y la gente est¨¦ hablando, no te pongas a hablar, porque van a creer que t¨² eres bruto,¡¯¡± recuerda Sanguill¨¦n. ¡°¡®Si¨¦ntate en un lugar, aprende lo que ellos est¨¢n hablando, entonces t¨² puedes seguir la conversaci¨®n¡¯¡±.
En esa reuni¨®n, Sanguill¨¦n escuch¨® a alguien decir que pensaba que se hab¨ªa ca¨ªdo un avi¨®n porque hab¨ªa visto un helic¨®ptero rumbo a la costa.
Horas despu¨¦s, Sanguill¨¦n estaba en su apartamento, dormido, cuando le tocaron la puerta. Era Luis Mayoral, un periodista y amigo de Clemente, quien le tra¨ªa una noticia tr¨¢gica: El avi¨®n en el que viajaba Clemente hab¨ªa ca¨ªdo al mar.
LA B?SQUEDA
Sanguill¨¦n, de 76 a?os, es un hombre de fe que suele referirse a la Biblia. Pero al enterarse de que su amigo hab¨ªa estado en un accidente a¨¦reo, su dolor lo condujo no a la iglesia, sino al ¨¢rea de Pi?ones en la costa noreste de Puerto Rico, cerca del lugar en el que el avi¨®n que hab¨ªa alquilado Clemente se hab¨ªa ca¨ªdo al Oc¨¦ano Atl¨¢ntico poco despu¨¦s de despegar.
Sanguill¨¦n se encontr¨® con un grupo de buzos que se dirig¨ªa al mar para buscar a las v¨ªctimas. Aunque le advirtieron que el mar estaba ¡°picado¡±, Sanguill¨¦n se fue con ellos. Pese a que nunca hab¨ªa buceado, Sanguill¨¦n no dud¨® en lanzarse al agua con un tanque de ox¨ªgeno en la espalda, buscando alguna huella de Clemente. Luego le dijo a Mayoral que hab¨ªa visto por lo menos un tibur¨®n.
¡°Fue genuina su reacci¨®n¡±, dijo Blass, agregando, ¡°Est¨¢bamos todos en el funeral, y ¨¦l andaba en la playa sin poder alejarse, acerc¨¢ndose lo m¨¢s que pod¨ªa al lugar donde hab¨ªa sucedido la tragedia¡±.
Sanguill¨¦n afirma que ya se hab¨ªa lanzado al mar cuando se enter¨® de que Brown no quer¨ªa que participara en la b¨²squeda. Pero Sanguill¨¦n, quien se?ala que su ni?ez en Panam¨¢ fue al lado del mar, dice que no le dio miedo.
¡°Eso vino de mi coraz¨®n¡±, dijo Sanguill¨¦n.
EL PRIMER ENCUENTRO
Manuel de Jes¨²s Sanguill¨¦n y Roberto Clemente se conocieron en un aeropuerto de Pittsburgh. Ambos estaban asistiendo a un evento de los Piratas y hab¨ªan tomado el mismo vuelo de conexi¨®n en Miami. Sanguill¨¦n, quien en aquel entonces estaba en el roster de 40 jugadores de los Piratas pero todav¨ªa no hab¨ªa debutado en las Mayores, hab¨ªa comprado un boleto de primera clase. Clemente, el estelar establecido, hab¨ªa viajado en segunda.
Clemente esperaba por su chofer y se ofreci¨® a llevar a Sanguill¨¦n al hotel. Cuando llegaron, fueron asignados al mismo cuarto. Horrorizado de pensar que estaba invadiendo el espacio y la privacidad de Clemente, Sanguill¨¦n pidi¨® otro cuarto, algo que hoy le provoca riza.
¡°?Qui¨¦n no quiere ser roomate con Roberto Clemente?¡± dijo Sanguill¨¦n.
De su parte, Clemente, a quien ya se le conoc¨ªa por abogar por los jugadores latinos, estaba feliz de guiar a Sanguill¨¦n. Para el viaje de regreso, Clemente ayud¨® a Sanguill¨¦n a cambiar su pasaje de avi¨®n por uno m¨¢s econ¨®mico. El gesto signific¨® mucho para Sanguill¨¦n, quien trataba de ahorrar todo el dinero posible para ayudar a su familia en Panam¨¢.
De ah¨ª, la amistad floreci¨®.
Durante los entrenamientos primaverales en Fort Myers, Florida, Clemente invitaba a Sanguill¨¦n a hacer cer¨¢micas mientras muchos de sus compa?eros de equipo iban a las corridas de caballo. El recuerdo de estar sentado con Clemente moldeando arcilla hace re¨ªr a Sanguill¨¦n.
Recuerda el paname?o, ¡°Hablando con ¨¦l, le digo, ¡®Clemente, gracias por la bendici¨®n, porque si no lo logro en la pelota, hago un negocio de esto¡¯¡±.
CRECE UNA AMISTAD
Sanguill¨¦n s¨ª hall¨® el ¨¦xito en el b¨¦isbol. Y una vez lleg¨® a Grandes Ligas en 1967, su amistad con Clemente sigui¨® creciendo el en terreno de juego.
¡°Daba gusto ver a Clemente ocup¨¢ndose de ¨¦l y gui¨¢ndolo y a Manny acogiendo esa amistad y relaci¨®n de mentor¡±, recuerda Blass, de 77 a?os. ¡°Era muy obvio, completamente trasparente. Creo que ambos se ten¨ªan un aprecio. Clemente estaba orgulloso de ayudarlo y Manny lo absorb¨ªa todo. Significaba mucho para ambos¡±.
Sanguill¨¦n y Clemente compartieron muchos momentos memorables en el diamante. Sanguill¨¦n estuvo detr¨¢s del plato en el Shea Stadium el 20 de septiembre de 1969, jornada en la que Clemente hizo una atrapada espectacular en el bosque derecho en el sexto inning para mantener intacto el no-hitter de Bob Moose contra los Mets.
¡°Cuando yo vi que el la cogi¨®, que la bola estaba ya casi fuera del parque y ¨¦l vino con la bola en la mano, yo dije, ¡®Vamos al no-hitter¡¯¡±, recuerda Sanguill¨¦n.
Clemente y Sanguill¨¦n fueron convocados al Juego de Estrellas juntos dos veces, en 1971 y 1972. El 1ro de septiembre de 1971, los Piratas hicieron historia con una alineaci¨®n integrada por nueve jugadores de la raza negra, entre ellos Sanguill¨¦n y Clemente.
Ese a?o, Sanguill¨¦n se convirti¨® en el primer receptor latino que funge como titular en un Juego 7 de la Serie Mundial. (Los Piratas ganaron con Blass en la lomita.) Sanguill¨¦n afirma que fue Clemente, quien so?aba con ver los rosters de Grandes Ligas rebosados de talento latino, quien le se?al¨® que estaba haciendo historia.
Agrega Blass, ¡°Creo que el hecho de que Manny ten¨ªa talento tambi¨¦n significaba mucho para Clemente. No estaba velando por un muchachito latino simplemente porque fuera latino. Creo que Clemente percibi¨® sus habilidades¡±.
Tras el fallecimiento de Clemente, los Piratas intentaron trasladar a Sanguill¨¦n al bosque derecho. Pero el experimento fracas¨® y Sanguill¨¦n regres¨® a la receptor¨ªa.
¡°No creo que en ning¨²n momento le haya gustado esa idea, por muchas razones¡±, dijo Blass. ¡°?se era el puesto de Clemente. Manny ten¨ªa una buena idea de cu¨¢l era su posici¨®n. Era un receptor estelar, un receptor muy talentoso. Entonces, la posici¨®n en s¨ª, que [cambi¨®] tan abrupto. Nunca le gust¨® la idea. Nunca la acogi¨®¡±.
Sanguill¨¦n termin¨® disputado 13 temporadas en Grandes Ligas, de las cuales pas¨® 12 con los Piratas. En ese lapso, bate¨® .296, conect¨® 1,500 imparables, remolc¨® 585 carreras, fue campe¨®n de la Serie Mundial dos veces y fue convocado a tres Juegos de Estrellas. Hasta el d¨ªa de hoy, Sanguill¨¦n dice estarle agradecido a su amigo Clemente por darle el valor que necesitaba para triunfar en las Mayores.
¡°Dios lo mand¨® para que se dieran cuenta que los latinos eran talentosos¡±, dice Sanguill¨¦n de Clemente.
REGRESO AL LUGAR DE LOS HECHOS
En las semanas despu¨¦s del accidente de Clemente, Sanguill¨¦n regres¨® a la playa en Pi?ones en varias ocasiones. Sanguill¨¦n hab¨ªa escuchado que a veces los cuerpos de las personas que mueren ahogadas suben a la superficie y quer¨ªa ¡°ver si el mar lo hab¨ªa tra¨ªdo¡±. Pero de las cinco personas que perecieron aquel 31 de diciembre, solamente se recuperaron los restos del piloto.
Blass no olvida lo abatido que estaba que su ex compa?ero de bater¨ªa por la p¨¦rdida de Clemente.
¡°?se era su amigo, su compa?ero de equipo, su h¨¦roe¡±, dijo Blass. ¡°Estaba inconsolable¡±.
Y aunque los esfuerzos de Sanguill¨¦n por hallar a Clemente fueron en vano, el gesto tiene significado m¨¢s de 47 a?os despu¨¦s.
Cada 31 de diciembre, la familia Clemente se re¨²ne en Pi?ones para arrojar flores al mar. Luis Clemente, el segundo de los tres hijos de Roberto, quien ten¨ªa seis a?os cuando perdi¨® a su padre, conoce bien el lugar.
¡°Es un mar bien bravo¡±, dijo Luis Clemente, de 53 a?os. ¡°No es una playa en la que t¨² caminas en la arena y llegas al agua. Lo que hay son rocas, inaccesibles¡±.
Luis Clemente se?ala que ¨¦l y sus hermanos ven a Sanguill¨¦n como un t¨ªo. Y con el tiempo, ha ido entendiendo el riesgo que corri¨® Sanguill¨¦n cuando se lanz¨® al mar en un intento por encontrar a su padre.
¡°No hay palabras para describir el aprecio, el agradecimiento de saber que una persona le tuvo cari?o a esa amistad que la vida de ¨¦l la puso aparte, la puso segunda¡±, dijo Luis Clemente. ¡°?l quer¨ªa encontrar a Papi sin pensar en nada. Eso tiene un valor incalculable¡±.